Kiko Veneno es esencial en la música española de los últimos 40 años. Un compositor inclasificable, conocedor de la tradición, pero sin miedo a la vanguardia. Abrió senda en el flamenco-pop con "Veneno" (1977), y su participación en “La leyenda del tiempo” (1979) de Camarón ensanchó los cantes. En los 90 firmó dos álbumes que forman parte de la BSO de una generación, “Échate un cantecito” (1992) y “Está muy bien eso del cariño” (1995), de gran éxito comercial, y disco angular del pop aflamencado. Pero como artista inquieto iba a seguir también caminos alejados del flamenco, y así llegaron discos como "Si tú, si yo"(1984), "El hombre Invisible"(2005), "Dice la gente”(2010) o “El pimiento indomable”(2012). Mutante pero con un sello propio que une lo poético y lo cotidiano. Su última sorpresa, en 2019, fue “Sombrero roto” con aires electrónicos, reconocido como uno de los LPs del año. Y este 2021 llegó HAMBRE, continuación bastarda de aquel álbum, con un sonido contemporáneo y oscuro