Buscar la comodidad, el reconocimiento y el placer que me ofrecía el mundo me había destruido física, emocional y espiritualmente. Después de intentarlo todo en mis fuerzas y en otras fuerzas sobrenaturales, el peso del dolor, el miedo y la culpa habían terminado por aplastarme. Pero cuando me llegué a creer la mentira de que mis hijos estarían mejor sin mí, Cristo me mostró que en Él había vida y vida en abundancia. Cuando el mundo me invitaba a abrazar mi sombra, Él me dio el privilegio de confesarla y entregarla. De morir a mí misma y ser una nueva criatura en el nombre de Cristo.
9 October 2020