Dios nunca nos abandona. La Biblia dice que “Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza, nuestra ayuda segura en momentos de angustia” (Salmo 46:1). Dios es un buen padre. Como un niño levanta sus brazos para que su papá lo levante, lo mismo podemos hacer con Dios.
A veces nos alejamos de Dios y sentimos que no merecemos su amor y perdón. Sin embargo, Él nos espera con brazos abiertos y desea ayudarnos en momentos difíciles. Él nos da las fuerzas para seguir adelante cuando sentimos que no podemos más.