@AnImperialGod

1 month ago

Una rendición incondicional, como su nombre indica, es sin condiciones. Es decir, los Aliados desde Casablanca habían decidido deshacer el sistema político de Alemania y cambiar el orden político, sin negociar con la jerarquía en el poder alemán de ese entonces. Para prevenir la destrucción de Alemania, desde nuestro punto de vista (que ya sabemos qué ocurrió) pues habría sido mejor una rendición incondicional alemana previa a la entrada de los Aliados a Alemania para evitar mayores daños. Sin embargo, Hitler esperaba un Segundo Milagro de la Casa de Brandeburgo que salvara a Alemania, entre ellos que las diferencias entre los Soviéticos y los Aliados Occidentales se volviesen irreconciliables, y esperaba contar con el apoyo del Ejército y el Pueblo Alemán por un largo tiempo hasta que eso sucediera dada la negativa de los Aliados a negociar. Desde el punto de vista de Hitler, era mejor una victoria a medias o una paz sin mayores cambios (como esperaba que sucediera si siguiera luchando Alemania) que Alemania se rindiese así sin más. Tenía fe de que en algún momento cambiaría el progreso de la guerra o se abriría alguna oportunidad para una paz favorable, cosa que no ocurrió. Y no solo eso, sino que los alemanes esperaban condiciones de paz incluso más desfavorables que las del Tratado de Verdún que finalizó la Primera Guerra Mundial, cosa que no ocurrió debido a la Guerra Fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Para nosotros los lectores nos parece quizás absurdo ese pensamiento de seguir luchando con tan poco ejército restante y condiciones tan desfavorables, pero en ese entonces sin saber qué iba a ocurrir y sin posibilidad de negociar, era una de las mejores opciones disponibles. Los Aliados cerraron la posibilidad de negociaciones y mayores pérdidas de vidas en Casablanca por su razonable desconfianza y desagrado del Partido Nacionalsocialista en Alemania. La Segunda Guerra Mundial podría técnicamente haber parado antes, quizás en 1943 o 1944 con negociaciones, pero quizás deberíamos preguntarnos bajo qué condiciones, y si habrían valido la pena. Ese, ya es un debate más complejo y con muchos más factores a considerar, como las millones de vidas perdidas de civiles y soldados entre 1943 a 1945, y la posible permanencia en el poder del Partido Nacionalsocialista en Alemania.

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