¿Acaso somos los resultados que generamos?

Para muchos si… 😨

Esta es una de esas creencias organizacionales que rompe con la posibilidad de ser un mortal que erra en su trabajo y en la vida…

Rompe con toda posibilidad de mostrar nuestra vulnerabilidad.

En muchas ocasiones, pareciera que lo que define la identidad de una persona son los resultados que genera, si los resultados son muy buenos, vaya que eres grande, talentos@, capaz, determinad@, tenaz y muchos adjetivos calificativos más! 🏆

Y…. ¿si las cosas no salen bien?, ¿si los resultados son pobres o malos?, entonces ¿qué eres? ⁉

Generalmente, al hablar de identidad personal nos referimos a algo semejante a la autoimagen. Es el conjunto de características que definen a una persona y le permiten reconocerse a sí misma como un ente distinto y diferenciado de los demás.

La construcción de la identidad personal es un proceso largo y complejo. Su inicio se remonta a la infancia y transcurre durante su vida entera, e integra todas las experiencias vividas, para bien o para mal.

Desde mi formación ontológica del lenguaje, la identidad personal se construye a cada momento en función de nuestras narrativas, como un relato de uno mismo que constantemente se está contando (y por ende modificando), pero no solo es impactado por nuestras propias narrativas sino también por las de los demás, que terminamos haciendo nuestras.

Creo que podríamos hacer mucho para romper con estas creencias de invencibilidad o al menos dejar de reforzarlas en el entorno laboral. Se me ocurren algunas ideas de qué hacer para generar espacios de trabajo más vulnerables, más antifrágiles, donde nos podamos beneficiar de la adversidad, del fracaso y de los errores, en lugar de poner juicios en otros que podrían destruir no solo sus carreras, sino sus vidas.

Pero creo que hablaremos de eso en otro post… 😉
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