#mexico #peru #colombia #argentina #hispanoamérica En la historia de la relación entre España y Filipinas, se han tejido mitos y percepciones que a menudo distorsionan la realidad. Contrario a la noción de una conquista agresiva, la incorporación de los territorios filipinos a la Monarquía Hispánica durante el reinado de Felipe II se realizó mediante acuerdos voluntarios con los clanes, reinos y sultanatos locales. Estos acuerdos, sellados con la promesa de igualdad y respeto, reflejaban la aceptación del poder monárquico español más que una imposición colonial.
Uno de los episodios más significativos que reflejan esta dinámica fue el referéndum organizado por Felipe II en 1598, poco antes de su fallecimiento. A través de este referéndum, se consultó a los líderes filipinos, antiguos soberanos independientes, sobre su voluntad de permanecer bajo el dominio español. A pesar de las dificultades logísticas inherentes a las distancias geográficas y la diversidad de islas que componen Filipinas, la abrumadora mayoría de los líderes expresaron su satisfacción y deseo de continuar como súbditos de la corona española.
La razón principal detrás de esta decisión fue el reconocimiento de los beneficios que España había aportado a Filipinas: una unidad comercial y el acceso a la lengua española, que facilitaba la comunicación y el entendimiento entre los distintos grupos étnicos y culturales de las islas. Incluso hubo casos donde se destacó la voluntad de contribuir al bienestar colectivo, como el sultán que solicitó la devolución de impuestos pasados como muestra de buena fe hacia el nuevo acuerdo.
A pesar de algunos episodios de discriminación en el siglo XIX por parte del gobierno peninsular, la percepción general entre los habitantes de Filipinas no era la de una potencia invasora o colonial, sino más bien la de un socio benefactor. Sin embargo, esta relación cambiaría drásticamente a finales del siglo XIX con la intervención de los Estados Unidos, que instigaron y financiaron la secesión filipina.
La subsecuente guerra filipino-estadounidense de 1899-1903 tuvo consecuencias devastadoras para Filipinas, cobrando la vida de una gran parte de su población y marcando el comienzo de un periodo de cambio cultural y lingüístico impuesto por los nuevos colonizadores. La imposición del idioma inglés, la difusión de la leyenda negra y la reescritura de la historia común fueron parte de una ingeniería social que buscaba borrar los cuatro siglos de relación entre España y Filipinas.
En resumen, la historia de España en Filipinas va más allá de la narrativa colonial tradicional. Es una historia de acuerdos voluntarios, beneficios mutuos y, eventualmente, de intervenciones externas que cambiarían el curso de la historia y dejarían una marca indeleble en el destino de las islas y su gente
@losEnigmasdelTiempo
6 months ago
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