Detrás de cada aventura nacionalista hubo siempre un visionario majara, dos curas fanáticos, media docena de burgueses que pretendían pagar menos impuestos, y un pueblo inculto y manipulado que terminó creyéndose distinto, elegido o superior.
Hoy, acorralado por la democracia y la razón, todo nacionalismo necesita apelar a lo más reaccionario que anida en el corazón del hombre, pervirtiendo culturas, ideas y sentimientos. Necesitan tu complicidad, tu sumisión, tu voto, para seguir medrando y trincar, infectando el presente, y el futuro, para contaminar a todos la memoria